Жизнь, Жизнь - Arseny Tarkovsky

1

No creo en los presagios ni temo a las
señales. No huyo de la mentira
o el veneno. La muerte no existe.
Todos somos inmortales. Todo también lo es.
No tiene sentido temerle a la muerte a los diecisiete,
ni a los setenta. Sólo hay acá y ahora, y luz;
ni la muerte ni la oscuridad existen.
Ya estamos en la costa;
soy uno de esos que va a arrastrar las redes
cuando un cardumen de inmortalidad pase.


2

Si vivís en una casa - la casa no se va a caer.
Voy a invocar cualquier siglo,
después entrar en uno
y construir una casa adentro.
Por eso es que sus hijos, sus esposas
se sientan conmigo en la mesa -
lo mismo para los ancestros y los nietos:
El futuro se está llevando a cabo ahora,
si levanto un poco mi mano,
los cinco rayos de luz se van a quedar con vos.
Cada día usaba mi clavícula
para apuntalar el pasado, como con madera,
medía el tiempo con cadenas geodéticas
y marchaba a través de él, como si fuera montañas.


3

Tallé esta era para que me calze.
Caminabamos hacia el sur, levantando polvo sobre la estepa;
el pasto alto humeaba, los grillos bailaban,
pegando sus antenas a las herraduras - y profetizaban,
amenazándome con la destrucción, como monjes.
Até mi destino a la silla;
e incluso ahora, en los tiempos que vienen,
me paro en los estribos como un chico.

Estoy satisfecho con esta falta de muerte,
con que mi sangre corra de época en época.
E igual por un rincón de calor en el que soltarme
tranquilo hubiese dado toda mi vida,
cuando sea que su aguja en vuelo
me arrastrase, como un hilo, alrededor
del planeta.

1950 [Vida, vida]